México es, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el país con mayor estrés laboral en el mundo. Al día de hoy, un 75% de los trabajadores mexicanos aseguran haber registrado episodios de esta naturaleza derivados de su empleo.

El estrés no distingue posiciones, la viven todo tipo de empleados en las compañías sin excepción, entre ellos, también, los líderes de las empresas, quienes están sujetos a tomar cualquier cantidad de decisiones estratégicas para sus compañías a pesar de esta situación emocional.

Algunas personas con la idea de destacar en el ámbito laboral, son capaces de sacrificar hasta sus necesidades fisiológicas básicas como dormir, con el fin de estar disponibles las veinticuatro horas del día, limitando sus horas de sueño a tres o cuatro por noche, sin tener en cuenta lo peligroso y dañino que esto es, no solo para su organismo, sino también porque interfiere en sus resultados y eficiencia, pues está demostrado que la falta de sueño disminuye la habilidad para procesar información, aprender e innovar, inclusive, las relaciones interpersonales se pueden ver afectadas por la irritabilidad e impaciencia que se pueden producir por falta de sueño. En general, en una persona que continuamente sacrifica horas de sueño, los resultados del desempeño laboral disminuyen a mediano plazo.

La vida de muchos líderes, se resume así:

Después de una larga semana de trabajo, a pesar de las horas y atención invertidas, a punto de salir a convivir con la familia el fin de semana, una llamada avisa que quedan pendientes por revisar o cosas por hacer, lo cual genera una sensación de avalancha inminente de angustia y ansiedad, pues a pesar de cumplir con tantas cosas, siempre hay situaciones que no se terminaron de resolver y que se suman a la presión de la familia que espera contar con su presencia en consciencia.

No presencia física dedicado a atender un celular sin participar en las conversaciones y eventos familiares, más bien, presencia total, sin que se sienta competencia por atención con el trabajo.

-Es complicado. Muy complicado.

El estrés laboral se suma al agobio por falta de atención a la familia, provocando un círculo vicioso en el cual se sacrifican las horas de sueño para cumplir con la familia y con el trabajo de manera simultánea, lo que produce irritabilidad, mal humor, más estrés que en muchas personas se manifiesta con insomnio y así, sucesivamente. Esto describe claramente la alteración del equilibrio vida-trabajo, término conocido en inglés como work life balance

Y es que los retos de un líder incluyen:

• Cumplir con metas y objetivos a tiempo
• Inspirar y dirigir a su equipo
• Poner el ejemplo en ámbitos productivos y personales, tanto en su centro de trabajo como en el entorno familiar
• Tener relaciones sociales satisfactorias, las cuales en muchos casos conducen a cerrar tratos de negocios o son parte del ambiente laboral
• Participar activamente de la vida personal y familiar….que por ser incondicional, casi siempre queda en último lugar.

La vida personal, incluye el autocuidado, término inclusive desconocido y muchas veces pospuesto bajo las premisas de “a mi no me pasa nada”, “soy fuerte y aguanto todo” o “no necesito cuidarme ni dormir, no me hace falta”. Dichas justificaciones fomentan el sacrificio de la adecuada nutrición, el descanso, diversión, ejercicio, tiempo de relajación y sueño, con tal de cumplir con muchos aspectos laborales y sociales en un grado permanente de agotamiento que ni siquiera es percibido, pues la misma adrenalina por cumplir con todo, hace que el organismo deje de escuchar las señales de alarma.

Sin embargo las señales de alarma se escuchan por más que se desee ignorarlas. Si el cuerpo no es escuchado, reacciona con impaciencia e irritabilidad, muchas veces imperceptibles para quien las vive, pero que pueden propiciar agresiones o incomodar a los miembros de la familia y compañeros de trabajo. El problema es que, al ser el jefe, nadie se atreve a cuestionarlo. Sin embargo, en la familia y en la vida social, las consecuencias son distintas.

¿Qué se puede hacer para evitar llegar a los extremos sin sentir culpa por dejar a la familia o que la factura sea cobrada en los resultados en la empresa?

Lo más importante es hacer consciencia del caos que se está viviendo y tomar la decisión de empezar a equilibrar la balanza.

Para comenzar, pasos cortos pero seguros. Es muy difícil cambiar de un día para otro lo que se ha hecho por años.

Antes que nada, hacer consciencia de la situación y definir muy claramente el horario de trabajo dedicándose totalmente a lo que se debe, ya que por considerar que “no hay horario de salida”, muchas veces las horas en que trabaja el equipo, son destinadas a atender relaciones sociales, (aunque sean de trabajo), asuntos familiares, conversaciones pendientes, etc. Dejando para el final de la jornada la resolución de los problemas que surgieron en el día.

Las consecuencias se ven claramente, cuando muchos miembros del equipo se deben quedar fuera de su horario de trabajo, para resolver situaciones que el jefe, al decir de los empleados “parece que no tiene familia” no considera en el horario normal.

El resultado es un equipo de trabajo comprometido que cumple y se queda, pero cansado y con ciertos resentimientos por no poder cumplir con sus propios asuntos familiares. Esto disminuye los resultados del equipo aunque sea muy eficiente y comprometido.

Lo ideal es resolver todo en el horario de trabajo con consciencia y la mayor eficiencia posible para no tener que trabajar horas después.

-Fijar una hora de terminación de trabajo y respetarla.

Al principio parecerá casi imposible, pero a la larga, podrá apreciar que los problemas han sido y serán constantes y quedarse mas tiempo, días o semanas, no evitará que dejen de ocurrir.

Cuando todo el equipo de trabajo y los líderes logren un adecuado equilibrio entre su vida personal y su trabajo, descansen bien y se sientan mejor consigo mismos (aunque no perciban en el momento sentirse mal), los problemas irán disminuyendo y la necesidad de quedarse también, reflejándose éstas acciones en los resultados generales de eficiencia, que aumentarán notablemente. Esto ha sido comprobado en empresas y por muchos líderes exitosos y ha sido publicado en incontables estudios que indican que poner atención a sí mismos y a la vida personal, influye de manera positiva en el rendimiento general.