Cuando se habla de acoso en una empresa, es difícil explicar la magnitud, pues las manifestaciones incluyen un amplio espectro.

Según cifras de una investigación realizada por OCCMundial, el 44% de los profesionistas mexicanos han sufrido algún tipo de acoso laboral y el 65% ha presenciado distintos tipos de violencia en contra de algún colega del trabajo.

Cuando en el trabajo se presenta una agresión, puede ser de muchas maneras y muchas veces no hay testigos o es de manera silenciosa (violencia psicológica), es por esto que es difícil no sólo identificar lo que ocurre, si no también decidir tomar acción.

El acoso en las organizaciones se vuelve constante solo si las autoridades lo permiten. Las intervenciones y acciones tomadas por las áreas directivas son un arma importante para reducir este problema.

A continuación, se presentan algunas estrategias con el fin de resolver esta situación:

Tratar de entender la razón del otro

En varios estudios se ha demostrado que ciertos individuos con poder o líderes, llegan a ser agresivos cuando se sienten incompetentes en lo que están realizando. Esto aparentemente se debe a una amenaza al ego.

Se ha asociado un aumento de la agresividad cuando se empareja con la auto percepción de incompetencia. En el estudio realizado, se demostró que la agresividad fue eliminada entre aquellos participantes del estudio a quienes les elevaron la autoestima. En resumen, esto demuestra que muchas veces la agresión es una defensa del ego.

A menudo se observa en los centros de trabajo a líderes agresivos con personas de menor jerarquía cuando su competencia es cuestionada. Las víctimas en estos casos suelen ser las personas más capaces o populares, precisamente porque son considerados una amenaza.

Una manera de lidiar con esto, que se demostró en una investigación realizada por Nathanael Fast, profesor de la Universidad del Sur de California, encontró que, en estas situaciones, la mejor manera de disminuir la agresividad es levantando la autoestima del agresor, a través de demostraciones de gratitud. Un pequeño gesto tan sencillo como enviar un correo agradeciendo el apoyo o haciéndole saber a la persona que se le admira puede ayudar no solo a disminuir el ego, sino a generar empatía.

Documentar todas las agresiones desde el inicio

Hacer públicas las agresiones que se reciben en secreto, comunicándolas a compañeros de trabajo cercanos o jefes si es posible. Guardar como secreto las agresiones conduce a un daño emocional mayor para la víctima y da oportunidad al agresor para continuar.

Poner la justicia por delante

Muchas veces las personas no necesariamente son las víctimas de acoso, pero sí testigos de este comportamiento y por temor a represalias, deciden ignorar lo que ocurre, guardar silencio y hacer como si nada ocurriera. Cuando se fomenta una cultura empresarial en la que existe la solidaridad y justicia como valores imprescindibles, habrá personas que decidan tener el valor de apoyar a quien sufre o hacer notar lo que ocurre a las autoridades.

Tomar el riesgo, asumir las consecuencias y decidir que las situaciones de abuso deben parar, son valientes estrategias para apoyar a quien está pasando por este problema. Mientras más se permita que esta situación ocurra, mayor será el grado de agresividad que se vaya dando.