Es trascendental para el éxito o fracaso de una organización que sus colaboradores se encuentren motivados, pues es cuando hay mayor factibilidad de aportar mejores ideas, contribuir a un buen ambiente laboral y en consecuencia, obtener mejores resultados.

Sin embargo, ocurre con frecuencia que se reconoce y hace mención de los errores y sus consecuencias con mayor frecuencia de lo que se hace notar los logros éxitos de cada miembro de un equipo, lo que produce gran desánimo y desmotivación, cuando la razón de que esto ocurra no necesariamente se relaciona con el no considerar los logros como algo valioso, sino más bien la urgencia de corregir los errores y la falta de tiempo y de organización de un sistema adecuado de recompensas así como el acelerado ritmo cotidiano que en muchas ocasiones genera nuevas circunstancias antes de tener tiempo de celebrar los avances.

Cierto es que las organizaciones cada vez más luchan para retener a sus talentos, por lo que es más importante entender cómo recompensarlos y reconocerlos de manera más efectiva.

De acuerdo a un estudio realizado por la profesora de Harvard Ashley Whillans, más del 80% de los empleados de Estados Unidos no se sienten recompensados a pesar de que las compañías están gastando más del 50% de sus presupuestos en ello.

¿La razón? Las personas necesitan sentirse reconocidas y valoradas. La diferencia entre el reconocimiento y la recompensa, es que ésta última se brinda después de lograr algo o cumplir una meta específica, en algunos casos, las empresas prometen cierta bonificación a futuro, como en el caso de las ventas, en las que se entregan bonos por resultados.

El reconocimiento, implica hacerle saber a la persona que es valiosa todo el tiempo, que sus contribuciones son importantes para sus colegas y la organización y esto va mucho más alla de lo que un solo hecho puede lograr.

Muchos estudios refieren que a pesar de que el dinero es importante para las personas, no es lo único que importa, sentirse apreciados en el trabajo es algo muy importante también, por lo que las recompensas deberían demostrar un significado, propósito y aprecio por las personas, con el fin de que no sean solamente una transacción económica.

La Fundación de Investigación de los Incentivos (IRF), un instituto de investigación enfocado en motivación laboral y recompensas, conduce anualmente un estudio que involucra un amplio rango de empleados. En su reporte del 2017, reveló que entre el 80-90% de las firmas americanas de alto rendimiento utilizan recompensas no basadas en efectivo para su personal.

Otro estudio también ha documentado el aumento considerable de premios tangibles (como tarjetas de regalo, experiencias, tiempo libre, etc) e intangibles (como ciertas opciones de horario flexible, oportunidad de realizar home office o trabajar en casa, mayor autonomía, entrenamientos y cursos).

Google se puede considerar la empresa más famosa por sus premios que no involucran efectivo. Esta empresa ofrece un amplio margen de reconocimientos que incluyen trabajo más flexible, transporte, alimentos, etc.

El caso es que sin importar si las recompensas de la empresa son en efectivo, tangibles o intangibles, lo importante es la reacción afectiva que se produce por ellas, la mayoría de las personas que reciben una recompensa, se sienten más apreciados por sus superiores, más que nada, se sienten vistos y tomados en cuenta, lo que al final, se vuelve recíproco.

Para que esto ocurra, las recompensas deben ser diseñadas con el fin de reforzar las emociones positivas relacionadas con sentirse valorados, incluidos y apreciados.

La mejor manera de comunicar estos mensajes de manera efectiva, es siendo específico, resaltando las contribuciones únicas realizadas por la persona, de manera personalizada y al momento de ocurrir el evento.

Para poder planear esto, es importante considerar las necesidades universales psicológicas de las personas y a partir de esto, organizar los premios.