La mayoría de las empresas, incluyendo las más exitosas a nivel mundial, desarrollan enunciados de misión corporativa.

El objetivo de ésta es proveer dirección a la organización así como un sentido de propósito.

La misión de una empresa, actúa como una guía para la organización, explicando la razón de la existencia y respondiendo a diferentes preguntas como ¿cuál es el público objetivo? ¿qué nos diferencia de la competencia? Y ¿con qué ventajas competitivas cuenta la organización?

Resolver estas cuestiones, proporciona a toda la organización certeza del rumbo y a partir de esto, se definen estrategias para lograr lo propuesto.

De la misma forma, las personas, pueden desarrollar una misión de vida individual, que les brinde oportunidad de encontrar qué es lo más importante en cierto momento y que cumpla la función de guiar en la toma de decisiones particulares, así como encontrar la relación que se encuentra entre la misión personal y la de la empresa en la que se colabora.

Cuando la misión personal y la de la organización en la que se trabaja, están alineadas, es mucho más agradable el quehacer cotidiano y la satisfacción de la labor realizada es mayor. Cuando esto no es así, se corre el riesgo de realizar acciones que incluso vayan en contra de los principios personales, generando ansiedad, incomodidad e insatisfacción general en el día a día, lo que puede hasta llegar a producir situaciones violentas en el trabajo.

Una misión de vida, ayuda a conectar con el propósito más importante de cada persona, que muchas veces se vive el acontecer diario, resolviendo las situaciones cotidianas y olvidándose de los propósitos, sueños y metas mas profundas, por pensar que “ahora no es el momento” y “más tarde será adecuado lograrlo, pues ahora estoy ocupado cumpliendo tal…” Así muchas personas ven pasar los años, sin siquiera comenzar a trabajar para cumplir un sueño, por posponerlo permanentemente por “no ser lo importante ahora”.

Sin embargo, cuando se lleva a cabo un análisis profundo, de lo que es valioso para cada quien, y se responde a preguntas como:

• ¿ Si me considerara una persona exitosa, qué estaría haciendo?
• ¿Cuál es el mayor sueño de mi vida?
• ¿Qué es lo que me apasiona y mueve que puedo hacer horas sin cansarme?

Muchas personas se dan cuenta que nada de lo que hacen actualmente se relaciona con lo que en realidad desean hacer. Incluso, sin darse cuenta, se sienten decepcionadas de sí mismas al hacer consciencia de que han llegado a convertirse en alguien que realiza acciones que van en contra de sus principales valores.

Redactar una misión o proyecto de vida, permite identificar inclusive el lugar de trabajo en el que se desea estar y en el cual las personas tengan algo en común, pues ayuda a identificar los principales valores y creencias personales así como la profunda satisfacción que se produce al cumplirlos.

A partir de ellos, es mucho más fácil plantear estrategias de vida, decidir si las acciones que uno realiza se van encaminando a lograr las metas propuestas y a no olvidar o hacer a un lado lo que en realidad apasiona, pues cuando esto ocurre, siempre hay detrás cansancio, aburrimiento y una frustración por no cumplir con lo que es realmente importante.

A pesar de lo anterior, es común que las personas piensen que lo importante es lo que les genera un ingreso para sobrevivir, sin considerar, que se sobrevive y no se vive, cuando los sueños se esconden.